El 11 de abril de 2022, efectivos de la Unidad Regional de Inteligencia Antidrogas de la Guardia Nacional en el estado Falcón detuvieron en la avenida principal de San Juan de los Callos a un hombre que era conocido por sus socios en el negocio simplemente con el alias de Cabezón.
Se trataba de Francisco Javier Mendoza Mujica. A sus 47 años de edad, este hombre fue perfilado por los analistas de la unidad militar como un “operador logístico” de un grupo “dedicado al tráfico marítimo de drogas, específicamente en las poblaciones de Sabanas Altas y Sauca”. En el mismo documento, se indica que esta organización opera en todas las costas nororientales del país, con proyección hacia las islas del Caribe.
A Mendoza lo delataron sus frecuentes contactos telefónicos con otros integrantes de una organización a la que también pertenecían dos diputados ligados al chavismo –Taína González y Luis Viloria Chirinos-, así como la alcaldesa del municipio Jesús María Semprún del estado Zulia, Keynireth Fernández.
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La existencia de un grupo que opera en dos pequeños asentamientos de Falcón sería la evidencia de un cambio que se ha desarrollado, tras la persecución y posterior detención de Emilio Enrique Martínez. Este hombre, también conocido como Chiche Smith, ha sido señalado como el máximo representante del denominado Cartel de Paraguaná.
Feudo narco
Un informe presentado esta semana por el centro de pensamiento InSightCrime sostiene que Martínez erigió en Falcón “un feudo narco, donde políticos y fuerzas de seguridad se aliaron con actores criminales para usar las ganancias ilícitas, no solo para su enriquecimiento personal, sino también para mantenerse en el poder”.
La actitud de las autoridades venezolanas hacia Martínez comenzó a cambiar en febrero de 2020, cuando una operación internacional permitió la confiscación de cinco toneladas de cocaína en el carguero Aresa, que había zarpado desde Punto Fijo.
La droga quedó en poder de autoridades de Aruba, así como quince tripulantes de la embarcación. Once de ellos son de Montenegro. En abril de 2020, funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional Bolivariana allanaron veinte locales donde supuestamente operaba la estructura de Martínez.
El jefe de la organización logró escapar. Pero un año después fue capturado en Anzoátegui.
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Según el director de InSightCrime, Jeremy McDermott, con la captura de Martínez se trastocó el orden establecido hasta el momento.
“El Cartel de Paraguaná ha perdido su protección política. Obviamente, todavía tiene su red de corrupción entre los militares, pero la protección de alto nivel, la política, ya se fue”, explicó.
Una evidencia de esto sería la serie de incautaciones de drogas que serían manejadas por remanentes de este grupo, en Falcón.
Por otra parte, añadió, la familia de Martínez estaría dividida en torno a la pertinencia de continuar en el negocio de las drogas.
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“Tenemos a dos fuentes que nos dijeron que el cartel de Sabana Alta fue parte de la red de Chiche Smith (…) El llamado Cartel de Paraguaná no era un cartel como tal, sino una red con contactos en varios órganos del Estado en Falcón”, precisó.
Tal parece, entonces, que el grupo de Sabana Alta intentó copar el espacio dejado tras la detención de Martínez.
No obstante, el informe presentado por el director de este centro advierte que el grupo de Martínez hasta el momento continúa operando, aunque no con las dimensiones que tuvo hasta 2020.