La Casa Principesca de Liechtenstein anunció el compromiso matrimonial de la princesa María Carolina con Leopoldo Maduro Vollmer, un gestor de inversiones de origen venezolano. La boda, programada para finales del verano de 2025, promete ser uno de los eventos sociales más destacados del próximo año, atrayendo la atención de la realeza europea y la alta sociedad internacional.
María Carolina, de 28 años, es la segunda hija del príncipe heredero Alois y la princesa Sofía de Baviera, y hermana del príncipe Joseph Wenzel. Si bien la princesa no se encuentra en la línea de sucesión al trono de Liechtenstein debido a las leyes de primogenitura agnática que favorecen a los herederos varones, sí ostenta un lugar en la línea de sucesión de la familia de su madre, consolidando su posición dentro de la nobleza europea.
La familia principesca de Liechtenstein goza de una considerable fortuna, encabezada por el príncipe Hans Adam, abuelo paterno de María Carolina y propietario del Grupo Bancario LGT. Además de su rol en la institución financiera, el príncipe Hans Adam ejerce una notable influencia política, con la potestad de disolver el parlamento, nombrar jueces y vetar decisiones sometidas a consulta popular. En 2017, Forbes estimó su patrimonio personal en 5 mil millones de dólares. A pesar de no percibir un salario estatal, la familia real recibe una simbólica asignación anual de más de 127.000 euros y se beneficia de exenciones fiscales.
María Carolina, educada en el prestigioso Malvern College de Inglaterra, posteriormente se formó en diseño de moda en la Parsons School of Design, cursando estudios entre París y Nueva York, siguiendo los pasos de su tía, la princesa Ángela, también diseñadora de moda egresada de la misma institución. Esta inclinación por el arte y la moda, compartida con su familia, anticipa una boda marcada por la elegancia y el estilo.
Leopoldo Maduro Vollmer: Orígenes y trayectoria del futuro esposo real
Leopoldo Maduro Vollmer, el prometido de la princesa María Carolina, proviene de una prominente familia venezolana. Es hijo de Francisco Maduro, un exhacendado con experiencia en el sector financiero, habiendo trabajado en Barclays y dirigido sus propias empresas, y Sofía Vollmer, hermana de Alberto Vollmer, presidente de Ron Santa Teresa en Venezuela. Francisco Maduro fue vecino de la familia su ahora esposa en el estado Aragua, Venezuela, donde los Vollmer poseen la icónica Hacienda Santa Teresa. Aunque comparten apellido, Francisco Maduro no es pariente del mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Al igual que su futura esposa, Leopoldo, de 33 años, cuenta con una educación privilegiada. Tras sus estudios en el Colegio San Ignacio de Loyola de Caracas, continuó su formación en el prestigioso internado Harrow School en Inglaterra. Posteriormente, se graduó en la Universidad de St. Andrews en Escocia, la misma donde se conocieron el príncipe William y Kate Middleton, y realizó un posgrado en Queens College, Universidad de Cambridge. Actualmente, Leopoldo se desempeña en el área de gestión de inversiones en Londres, después de haber iniciado su carrera en la banca de inversión en París y Nueva York.
El ron y la influencia de los Vollmer en Venezuela
La historia de la familia Vollmer en Venezuela está ligada a la industria del ron, particularmente a la reconocida marca Santa Teresa. Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), los Vollmer influyeron en la promulgación de un decreto que establecía un tiempo mínimo de añejamiento para que un destilado pudiera ser comercializado como «ron». Esta normativa exigía dos años de añejamiento, un estándar que en aquel momento, solo Ron Santa Teresa cumplía, lo que les otorgó una ventaja competitiva frente a otras empresas licoreras. Este episodio ilustra la influencia y las históricas estrategias ventajistas de la familia Vollmer en el contexto económico y político venezolano.
El decreto de Pérez Jiménez, impulsado por la familia Vollmer, regulaba la denominación de origen del ron, estableciendo que las bebidas que no cumplieran con el período de añejamiento de dos años debían ser etiquetadas como «triple filtrado». Este término, en el contexto de la producción de ron en Venezuela, se refería a un proceso de purificación que no implicaba necesariamente añejamiento en barrica. Al ser los únicos que cumplían con el nuevo requisito de añejamiento, Ron Santa Teresa se posicionó como el principal productor de ron en el país, limitando la competencia y consolidando su posición en el mercado.
Actualmente, la normativa para la denominación «Ron de Venezuela» se rige por la Denominación de Origen Controlada (D.O.C.), establecida en 2003 por el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI). Esta regulación, que mantiene la exigencia de dos años de añejamiento en barricas de roble blanco americano y 40 grados de alcohol anhidro, tiene sus raíces en la Ley Orgánica de la Renta de Licores de 1954, promulgada durante la dictadura de Pérez Jiménez. La influencia de los Vollmer en la configuración de estas regulaciones, históricamente cuestionada, marcó un hito en la industria ronera venezolana.
La estrategia de la familia Vollmer de impulsar la regulación del añejamiento del ron les permitió obtener una ventaja competitiva significativa en el mercado venezolano. Al ser los únicos con suficiente stock de ron añejado según los nuevos estándares, lograron consolidar su marca y dominar el mercado por un período considerable. Esta anécdota ilustra la capacidad de la familia Vollmer para aprovechar las circunstancias políticas y económicas para su beneficio.
«Los Amos del Valle» y la conexión Herrera Luque – Caldera
Otro aspecto relevante en la historia de la familia Vollmer es su conexión con la élite caraqueña, conocida como «los amos del Valle». Esta expresión, popularizada por el escritor Francisco Herrera Luque en su libro homónimo, describe a las familias fundadoras de Caracas que durante siglos mantuvieron el control económico y político de la ciudad. Herrera Luque detallaba cómo estas veinte familias, entre las que se incluían los Bolívar, Tovar, Palacios, Herrera (ahora emparentados con los Vollmer), entre otros, se repartieron las tierras alrededor de la Plaza Mayor, actual Plaza Bolívar, consolidando su poder a lo largo de la historia venezolana.
Francisco Herrera Luque, autor del libro «Los Amos del Valle», no solo documentó la historia de la oligarquía caraqueña, sino que también estuvo vinculado a ella a través de su familia, los Herrera, emparentados con los Vollmer, Uslar y Velutini. Estas familias, poseedoras de vastas extensiones de tierra que hoy conforman urbanizaciones -en ciertos casos homónimas de las antiguas haciendas de «Los Amos del Valle»-, como El Paraíso, La Vega, Antímano y Montalbán, ejercían un dominio territorial y económico significativo. Estas haciendas, dedicadas a diversos cultivos, incluyendo la caña de azúcar en las riberas del río Guaire, constituían la base de su poder. La urbanización de estas tierras a lo largo del siglo XX transformó el paisaje caraqueño, pero la influencia de estas familias persistió en la vida social y política del país.
Es importante mencionar que si bien el término «amos del Valle» fue popularizado por el libro de Herrera Luque, el expresidente Hugo Chávez lo utilizó posteriormente para referirse a las élites económicas y políticas de Venezuela, dotando a la expresión de una nueva connotación en el discurso político contemporáneo.
Un dato curioso que conecta a Herrera Luque con la historia política de Venezuela es su relación con el expresidente Rafael Caldera. Herrera Luque y Caldera fueron hermanos de crianza, pues la familia Herrera Luque adoptó a Caldera, brindándole educación y apoyo ante la difícil situación de su padre biológico, quien sumido en el alcoholismo, se encontraba en una situación cercana a la indigencia, con problemas de higiene personal, como orinarse en los pantalones.
El gesto de la familia Herrera Luque marcó la trayectoria de Caldera, quien eventualmente se convertiría en una figura notoria de la etapa democrática venezolana.
La boda de María Carolina de Liechtenstein y Leopoldo Maduro Vollmer, descendiente de estas familias con una profunda historia en Venezuela, representa la unión de dos linajes con un pasado rico en influencias políticas, económicas y sociales.