Bajo los reflectores de una noche incomparable, el Club Sirio se vistió de gala, al Oriente de Venezuela, para presenciar el despliegue de una celebración nupcial que acaparó las miradas de propios y extraños. Entre las pintorescas ciudades de Lechería y Puerto La Cruz, en el estado Anzoátegui, una boda dejó boquiabiertos a los asistentes cuando el dúo musical Chyno y Nacho irrumpió inesperadamente en escena, emergiendo de una colosal caja frente a los recién casados.
Los ecos de «Mi niña bonita» resonaron en el recinto después que los flamantes esposos, Luis Ernesto Cortez y Stephany Mardelli, desataran el lazo que envolvía el peculiar obsequio, supuestamente un gesto de un amigo cercano. En medio del regocijo y la celebración, un detalle no pasó inadvertido: el semblante inexpresivo del cantante Chyno durante su interpretación de «Mi niña bonita» frente a los recién casados, algo que, más que empañar el momento, se sumó a la singularidad de un evento que trascendió los límites de una boda convencional.
Lejos de ser una velada tradicional, el evento derrochó opulencia y refinamiento en cada rincón. La decoración, orquestada por la renombrada agencia Beverly Hills, transportó a los presentes a una «Vía láctea» de ensueño, llena de luces simulando estrellas, donde las rosas blancas reinaban en un mar de luces deslumbrantes. Un monumental pastel de bodas coronaba la escena, mientras los ritmos del DJ Hex amenizaban la celebración. Beverly Hills había organizado ya, unos meses antes y también a lo grande, una fiesta de 15 años para una de las más jóvenes de la familia Mardelli.
La ceremonia nupcial tuvo lugar en la Iglesia San Jorge, en Puerto La Cruz, donde la novia Stephany Mardelli desfiló con un vestido romántico de la prestigiosa marca española Rosa Clará, complementado con zapatos de Calzados Ezio. Un momento que marcó el preludio de una unión que había echado raíces meses atrás, cuando la pareja selló su compromiso en abril de 2023 en una posada de Los Altos de Santa Fe, un pueblo turístico montañoso del estado Sucre.
Mientras el regocijo inundaba los corazones de los recién casados, las redes sociales se encendían con comentarios que reflejaban la sorpresa y el asombro ante semejante despliegue de lujo y ostentación. Una boda que, sin duda, ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva de muchos venezolanos.
El pasado turbulento de los novios
Detrás del velo de encajes y la sonrisa radiante de Stephany Mardelli, se oculta una trama de conflictos y desencantos que antecedieron su ansiada unión con Luis Ernesto Cortez, quien en el pasado fuera un ferviente simpatizante chavista. Un camino sinuoso que, hasta hace poco, parecía lejano para la pareja que ahora rebosa felicidad.
Los rumores apuntan a que, al menos hasta el año 2019, Cortez mantenía una relación íntima con Ninfa Boubou, una joven de ascendencia árabe como su ahora esposa, oriunda de Lechería. Juntos, Cortez y Boubou solían disfrutar de escapadas a parajes turísticos, como la isla de Margarita o el archipiélago de Los Roques, en compañía de amigos cercanos.
Por otro lado, Stephany Mardelli, hija del empresario Jorge Mardelli Nayati, acostumbrada a los lujos y la sensualidad, ha moldeado su imagen a través de procedimientos estéticos para realzar su belleza y lograr una silueta más esbelta y un rostro más cautivador.
Proveniente de una familia árabe prominente en el Club Sirio de Puerto La Cruz, la novia solía disfrutar antaño de paseos en lancha por los canales acuáticos de Lechería y Puerto La Cruz, dejando entrever un estilo de vida desenfadado y placentero.
Como una metáfora de los altibajos que precedieron a su unión, la pareja celebró su amor con un recorrido en yate y una visita a la exclusiva Isla Piscina Posada & Boutique, ubicada en el Parque Nacional Mochima. Allí, se fotografiaron y filmaron como protagonistas de una suerte de videoclip romántico, dejando atrás las sombras del pasado para abrazar un futuro prometedor.
Una construcción controvertida en la Isla Piscina
En el Parque Nacional Mochima, un proyecto hotelero de lujo ha desatado un torbellino de interrogantes y controversias. La Isla Piscina Posada & Boutique, un oasis de exclusividad emplazado en un islote coralino, ha sido objeto de escrutinio debido a las circunstancias que han rodeado su gestación.

Aunque su nombre había pasado hasta ahora inadvertido, Luis Ernesto Cortez, el protagonista de la boda de ensueño en el Club Sirio de Puerto La Cruz, participó activamente en la construcción del ambicioso emprendimiento turístico de la Isla Piscina Posada & Boutique, donde Cortez además realizó su preboda. La obra se trató de un desafío arquitectónico que tomó forma bajo la visión del arquitecto Said El Jaouhari y el equipo de Astylar Arquitectura & Construcción, con sede en Lechería, quienes le dieron vida en 2018. Posteriormente, la empresa Suministros y Construcciones JL (Sucons) se encargó de finalizar las obras en 2022.
Sin embargo, la realización de proyectos de tal envergadura en áreas protegidas como los parques nacionales suele estar reservada en Venezuela para aquellos con influencias o conexiones privilegiadas, los denominados «boliburgueses» y «enchufados». Obtener los permisos necesarios para una empresa de esta magnitud en zonas de alta restricción ambiental es un desafío que pocos pueden sortear sin incurrir en prácticas cuestionables, como el tráfico de influencias o el soborno a funcionarios.
A pesar de las críticas, los creadores de la Isla Piscina Posada & Boutique defienden su enfoque, afirmando que su objetivo es «apoyar el turismo en Venezuela, manteniendo la esencia patrimonial de la antigua casa» donde se construyó el hotel y minimizando el impacto ambiental, a pesar de las restricciones inherentes a su ubicación en un parque nacional.
Este concepto hotelero tipo boutique, inspirado en un estilo étnico, aspira a convertirse en un refugio para los amantes de la vida tropical. Dada su ubicación remota, la propiedad ha implementado un sistema autosustentable que incluye paneles solares, una planta desalinizadora, tratamiento de aguas residuales, climatización solar, servicios satelitales y un sistema de transporte marítimo para el suministro de insumos y la gestión de residuos.
El proyecto se ha construido en dos etapas, la primera de las cuales ha constado de la edificación principal con 8 dormitorios, un lobby, bar, restaurante y áreas sociales. Mientras que en una segunda fase se evaluó la posibilidad de ampliar la oferta con la construcción de bungalows excéntricos.
La Posada Isla Piscina y el ecocidio en el parque nacional Parque Nacional Mochima
Frente a este panorama, cabe preguntarse si son acaso los mismos enchufados para quienes trabaja Luis Ernesto Cortez quienes patrocinaron buena parte de su boda de ensueño, incluyendo la aparición estelar del dúo Chyno y Nacho. Un interrogante que, al igual que la construcción de la Isla Piscina, se mantiene envuelto en un halo de incertidumbre y cuestionamientos.
Más allá de la fastuosa boda y la polémica construcción de la Isla Piscina, la figura de Luis Ernesto Cortez también ha despertado interrogantes en torno a su trayectoria profesional. El recién casado se dedica, además, a la remodelación de edificaciones, interiorismo, estructuras y construcciones de lujo, dejando su huella en inmuebles de alto nivel en urbanizaciones de Caracas, Lechería y Puerto La Cruz, entre otras ciudades, donde, también ha trabajado para enchufados, en algunos casos mediante la empresa Construc-thor 0820, C.A.
Después que el lujo y la opulencia se desbordaran en el Club Sirio con la unión Cortez Mardelli, un contraste abrumador se dibujaba en las mentes de numerosos venezolanos. Las dificultades económicas que azotan al país han contribuido a la migración masiva de ciudadanos en busca de mejores oportunidades, una realidad que ha hecho que la ostentación de la boda haya resultado chocante para muchos.

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