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Bajo la fachada de una empresa de publicidad exterior en declive, SEÑALCA, ubicada en Maracay, Venezuela, Giacomo Ranauro presuntamente ha tejido una red de influencias y operaciones ilícitas que lo ha vinculado a una poderosa y opaca organización.

Según información recabada de diversas fuentes, Ranauro formaría parte de una peligrosa banda que opera en la capital aragüeña, liderada por un prominente propietario de medios de comunicación y otros individuos, destacando entre ellos Carlos Parra Curras, dueño de la empresa 3C Publicidad, considerada una compañía fantasma.

Parra Curras, quien en 2020 se desprendió de una propiedad en Vintage Estates, Doral, Florida, por la suma de $500,000, habría sido uno de los colaboradores más cercanos de Tareck El Aissami, exvicepresidente venezolano y exgobernador del estado Aragua, actualmente privado de libertad por delitos de corrupción.

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Las investigaciones apuntan a que Ranauro habría acumulado una fortuna millonaria a través de maniobras fraudulentas con la extinta Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) en Venezuela, aprovechando la tasa preferencial del dólar. En estas operaciones, habría contado con la complicidad de su primo, Nelson Borges García, quien en ese momento ocupaba el cargo de gerente de la Banca Institucional del Banco Provincial en la zona industrial San Miguel de Maracay. Actualmente, Borges García se ha convertido en un próspero empresario con diversos locales en los Centros Comerciales Las Américas y Los Aviadores, ambos en la ciudad de Maracay.

De igual manera, se presume que Ranauro habría afianzado sus negocios gracias al respaldo de la familia Stefanelli de Maracay, entre ellos Luis Stefanelli, exdiputado de Voluntad Popular, además de Eliana Carolina Stefanelli. A esta última se le ha asociado en el pasado reciente con la titularidad de lujosas propiedades en Kendall, Florida.

Vida de lujos y conexiones internacionales de Ranauro despiertan sospechas

Giacomo Ranauro

La opulencia en la que Giacomo Ranauro se ha desenvuelto no ha pasado desapercibida. Según diversos testimonios, se le ha visto en lujosos eventos sociales alrededor del mundo, codeándose con figuras destacadas del jet set y la farándula internacional, como el reconocido cantante italiano Eros Ramazzotti. Estas apariciones públicas, enmarcadas en un estilo de vida de excesos y gastos exorbitantes, han levantado suspicacias sobre el origen de su fortuna.

Además de sus conexiones internacionales, Ranauro mantendría una estrecha relación con Alejandro Mayorga, propietario de la empresa Ofimayor. Mayorga, quien habría iniciado como un modesto repartidor motorizado y técnico de computadoras a domicilio, experimentó un ascenso meteórico en menos de una década, convirtiéndose en un magnate multimillonario gracias supuestamente a su vínculo con Tareck El Aissami, lo que le permitió convertirse en proveedor de diversas entidades estatales en Venezuela.

Para sus celebraciones privadas, Mayorga habría utilizado con frecuencia la Discoteca Ático en Maracay, un local que, durante un tiempo, operó de manera casi exclusiva para los miembros de la presunta red de corrupción aragüeña.

Los frecuentes viajes de Ranauro a Estados Unidos también han sido objeto de atención. Se especula que poseía una lujosa propiedad en Doral, Florida, donde solía derrochar miles de dólares en una vida de placeres y excesos.

Estas actividades, sumadas a los señalamientos de corrupción en Venezuela, han puesto a Ranauro en el radar de las autoridades federales estadounidenses, quienes desde hace tiempo seguirían de cerca sus movimientos.

 


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