Erik Prince, fundador de la empresa de seguridad privada Blackwater, una de las fuerzas beligerantes no estatales más grandes del mundo, está de vuelta a la escena pública tras mostrarse afín al movimiento «Ya Casi Venezuela», que rechaza enérgicamente la permanencia del mandatario Nicolás Maduro en el poder.
Prince, quien es un exintegrante de las fuerzas de operaciones especiales de la Marina estadounidense que ha ocupado importantes roles estratégicos en conflictos como la guerra en Afganistán, mostró su apoyo a dicha campaña antichavista, emitió una advertencia y refirió una entrevista que dio la semana pasada para el medio Real America´s Voice.
«El cambio viene», escribió este sábado, tras declarar a la prensa que «al cartel de Maduro», según él respaldado por Cuba, Rusia e Irán, «se le ha permitido robar no una, no dos, sino tres elecciones», acotando que tras su instauración en el Palacio de Miraflores nuevamente el país está en rumbo a un camino de «pobreza, desesperanza y socialismo».
El Movimiento #YaCasiVenezuela que le ha devuelto la esperanza a millones dentro y fuera del país, anunció este lunes la recolección de dinero para llevar a cabo esta operación y que tuvo una gran acogida, pues en menos de dos horas se recolectaron más de 400 mil dólares.
Prince, quien ha mantenido un perfil bajo desde la venta de Blackwater en 2010, hizo eco este sábado del movimiento referido, que asegura, a través de la red social X, suspendida en Venezuela, «dará paso a la liberación y reconstrucción» de ese país.
«Un movimiento imparable ha comenzado y la historia de Venezuela está a punto de cambiar para siempre. Esta vez no hay marcha atrás. Hoy, Miraflores está en pánico. Sabe que lo inevitable se acerca. No te dejes engañar por sus risas nerviosas. El temor crece porque los aliados más poderosos del mundo se unieron a este movimiento y han decidido que esta vez al régimen se le acabó el juego», declaró el movimiento en su primera publicación, el pasado 9 de septiembre.
Agravamiento de crisis en Venezuela
La tensión ha escalado en Venezuela tras las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que se consideraron vencedores tanto Maduro como el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia, quien recientemente salió del país para acogerse al asilo político que le otorgó España, después de que su arresto fue ordenado por cargos de usurpación de funciones.
Al no haberse publicado las actas que acrediten el triunfo del líder chavista, que no ha sido reconocido por más una decena de países de la región, se desataron unas protestas a escala nacional que dejaron al menos 11 civiles muertos y más de 2 mil detenidos